Para las tareas generales de mecanizado de metales, existe una gran variedad de herramientas de rectificado, cada una diseñada para unos requisitos específicos.
Por ejemplo, los discos de amolar de óxido de aluminio son ideales para el amolado de metales más blandos, como el aluminio y el bronce, debido a su durabilidad y capacidad para producir una superficie lisa. Por otro lado, los discos de desbaste de carburo de silicio son más adecuados para metales duros como el hierro fundido y las aleaciones duras debido a su excelente capacidad de corte y resistencia al desgaste.
Los discos de diamante son la primera elección para el desbaste de materiales muy duros, como el metal duro y ciertos tipos de acero templado. Estos discos ofrecen una precisión inigualable y pueden lograr acabados extremadamente finos, por lo que son ideales para aplicaciones que requieren tolerancias estrechas. Además, las herramientas de rectificado de cerámica y CBN (nitruro de boro cúbico) son muy eficaces para operaciones de rectificado de alta velocidad y ofrecen una durabilidad y unos índices de arranque de material excelentes.
Elegir la herramienta de rectificado adecuada garantiza una mayor eficacia, reduce los tiempos de inactividad y prolonga la vida útil de la herramienta y la pieza de trabajo.