Aunque las fresas de metal duro son conocidas por su dureza y durabilidad, plantean un reto especial a la hora de fresar piezas de automóvil de composite. Uno de los principales problemas es el rápido desgaste de las fresas debido a las propiedades abrasivas de los materiales compuestos. Esto no sólo aumenta la frecuencia de los cambios de herramienta, sino que también repercute en la rentabilidad global del proceso de fresado. Además, la interacción entre las fresas de metal duro y los materiales compuestos genera a menudo un calor considerable, que puede provocar daños térmicos en las piezas del automóvil.
Además, mantener el filo es esencial para conseguir cortes limpios y acabados de alta calidad. Sin embargo, la naturaleza mixta de los materiales compuestos, que pueden contener fibras, resinas y otros materiales, dificulta esta tarea. Las fibras duras pueden embotar rápidamente las fresas, mientras que los componentes de resina más blandos pueden provocar atascos, reduciendo aún más la eficacia del proceso de fresado. Para mitigar estos retos, los fabricantes deben considerar el uso de recubrimientos avanzados para las fresas y utilizar técnicas de refrigeración eficaces para prolongar la vida útil de las herramientas y mantener la integridad de las piezas de composite para automoción.